Alucinaste con unas zapatillas en una vidriera, pero querés saber un poco más sobre la marca. Sacás el celular, googleás la marca y, ¡oh, sorpresa!, no tiene sitio web. Empezás a sospechar que es genérica, de mala calidad, o que esconde algo porque, claro, hoy en día se invirtió la lógica: lo que está en el mundo físico tiene que tener un correlato en Internet; si no, empezamos a sospechar que nuestros ojos nos engañaron, que eso que vimos en el negocio en realidad no existe.
Entonces, si querés vender algún producto o promocionar algún servicio, tenés que tener un sitio web, pero no cualquier sitio web. Tu ventana al mundo tiene que ser atractiva, sencilla y adaptable, lo que en terminología de diseño se llama “responsive” en referencia a que tiene que verse bien en cualquier dispositivo desde el que se acceda. Y no solamente eso, sino que tu sitio tiene que tener una marca distintiva que se grabe en la memoria del futuro cliente. Si incluso los famosos tienen su propio estilo que los distingue, ¿por qué no hacer lo mismo con tu sitio web?
Una puerta de entrada a las redes sociales
Sería redundante explicar por qué las redes sociales son las venas de este enorme organismo vivo que es la web mundial. Plataformas como Facebook, Instagram, Twitter y Youtube son fundamentales para viralizar ideas y hacer conocer ofertas. Lo que comienza por algunos familiares compartiendo de onda lo que publicás, termina en un japonés comprando tu producto. Por eso, ocupate de que cada publicación tenga botones para compartir en redes sociales. Vas a ganar seguidores y, al mismo tiempo, vas a lograr que tus seguidores conozcan tu sitio web.
Tienda online
Está muy bien tener un negocio físico para fidelizar clientes, tener un trato cara a cara y agregar seriedad a la marca. Incluso es bienvenida una sección “quiénes somos” en tu sitio, que siempre genera confianza, con una foto del local y del staff. Pero lo que realmente abre tu producto al mundo es una tienda online, con una descripción clara y amigable de cada producto y un carrito de compras. Si no sabés programar, ni te animás a contratar a un diseñador, hay varios sitios que te permiten personalizar tu negocio a partir de plantillas prediseñadas o desde cero con entornos sencillos al estilo “arrastrar y soltar”. Prestashop, por ejemplo, es gratuita y de código abierto. También están las archiconocidas Wix y Joomla.
La elección del estilo
Una de las máximas en el mundo web es que cada segundo de atención del usuario vale oro, son segundos de atención antes de saltar a otro sitio o abrir otra app. Entonces, todo el diseño y el estilo de tus páginas tiene que estar orientado a lo que querés mostrar. Si querés vender zapatillas, como en el ejemplo del comienzo, no distraigas a los visitantes con postales del mundo, por más lindas que sean. Apenas entre a tu sitio, el potencial cliente tiene que encontrar lo que estaba buscando.
Por otro lado, hay que huir de los colores oscuros. Nuestra gama de colores tiene que manejar tonos claros, agradables a la vista. Y el texto que acompañe a los productos tiene que ser breve y conciso, acompañado de imágenes grandes y atractivas.
Decile no a…
El flash, ya no se usa más. Tarda en cargar, se ve anticuado y se lleva muy mal con las búsquedas de Google.
Las URL largas o cortadas. Cualquier persona debería saber de qué se trata la página leyendo la URL.
Un fondo negro con letras blancas, que requiere una posterior visita al oculista. Y a un sitio web que no pueda leerse cómodamente en el celular.
Fuentes:
https://okhosting.com/blog/como-crear-una-pagina-atractiva-y-creativa/